Sin dudas, el 2017 es un año que promete en cuanto a política internacional se refiere. A pesar de ello, Estados Unidos, no se encuentra en una posición de ventaja en muchos asuntos. A pesar de que la presidencia de Obama alcanzó grandes acuerdos comerciales con múltiples países del pacífico, 15 millones de empleos creados, un dólar que por primera vez en 12 años aumentó su valor en un 0.25%, aumentó la presencia militar estadounidense tanto en el mar arábigo como el mar negro y movilizó los sistemas de misiles tierra-aire estadounidenses tanto en Rumanía como en Polonia; su política foránea se destacó por decisiones muy desacertadas. Entre estas posturas, resalta el apoyar a la Argentina kirchnerista en su afán por las Malvinas, auxiliar a la casa de los Al-Saud en sus crímenes de guerra en Yemen, permitir que Rusia penetrara militarmente a Ucrania y financiara los rebeldes, reiniciar relaciones diplomáticas y comerciales con el régimen castrista y alcanzar un acuerdo de su arsenal atómico con Rusia, el cual ha sido violado por ambos países.
Sin embargo, hubo 4 frentes en los que Estados Unidos ha debilitado su liderato global: el acuerdo nuclear con Irán, el conflicto árabe-israelí, Europa y Medio Oriente. Tras aproximadamente 2 años de negociaciones, los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Europea y Alemania, alcanzaron un acuerdo con Irán para reducir su programa nuclear. En este acuerdo, Irán se comprometió (con la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica) en a solo 5 mil centrífugas de uranio su arsenal y en mantener solamente 2 centrales de uranio (Natanz y Fordo). Además, Irán se comprometió en reducir en un 97% su programa nuclear, vender gran parte de su agua pesada y en mantener el nivel de pureza de su uranio en 3.67%.
Este acuerdo, el cual no previene la creación de una bomba nuclear sino que la atrasa por 15 años, le otorga a Irán 150 billones para que así financie su apoyo al régimen de Al-Asad (Irán ha gastado sobre 100 billones de dólares en el conflicto sirio) y el levantamiento de las sanciones económicas por parte de la comunidad internacional. En cuanto al conflicto árabe-israelí, Estados Unidos le otorgó un paquete de ayuda militar a Israel de 38 billones de dólares por 10 años, pero recién apoyó una resolución que condena los asentamientos israelíes en Jerusalén del Este y Judea y Samaria. Esta movida fue muy hipócrita por tres razones: los Estados Unidos nunca condenó la presencia jordana en estos territorios antes de la Guerra de los Seis Días, esta resolución viola el estatus quo entre Israel y Jordania ya que condena la “presencia israelí” en estos territorios y es la primera vez desde la presidencia de Jimmy Carter, que los Estados Unidos no veta una resolución anti-israelí en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Obama, quien no logró ningún avance en las negociaciones entre los israelíes y los palestinos, apuñaló diplomáticamente a Israel ya que no enfrenta ninguna consecuencia electoral.
En cuanto a Medio Oriente, Obama falló al apoyar a una oposición “moderada” en Siria la cual tras gastar $560 millones de dólares en entrenarles, el 43% de ellos se unió a grupos yihadistas. Ante este panorama, el presidente electo, Donald Trump, debe trabajar para acabar con el abuso que la ONU tiene sobre sus aliados reduciendo su apoyo militar y económico. Estados Unidos debe reconocer que para acabar con la guerra siria e ucraniana hay que permitirle a Al-Asad ganar la guerra, pero obligándolo a celebrar elecciones libres con el retorno de los refugiados. De este modo, se puede negociar el que Rusia deje de apoyar a los rebeldes ucranianos (y así permitirles mantener Crimea ya que cuentan con el apoyo de los crimeos) si quieren que Estados Unidos deje de apoyar a los rebeldes sirios. Dentro de este acuerdo, se pudiera comprometer el que los Estados Unidos acabe con los ejercicios de la OTAN cerca de las fronteras rusas, si Rusia remueve sus sistemas de misiles aire-tierra de Kaliningrado. Sólo así, las energías para luchar contra el yihadismo serían canalizadas y tanto Medio Oriente como el mundo incoarán pasos reales hacia la verdadera paz.
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