Svalbard es un archipiélago situado en el océano Glacial Ártico y el cual forma parte del Reino de Noruega. Bajo el “Tratado de Svalbard de 1920,” se reconoce la soberanía noruega sobre Svalbard y el “Acta de Svalbard” en 1925 hace a Svalbard parte de este país. Como parte del Tratado de Svalbard de 1920, el territorio está totalmente desmilitarizado, Noruega no puede recaudar impuestos (aunque sí se cobran impuestos a nivel administrativo) e incluso los 39 países signatarios de este acuerdo, tienen pleno acceso a los recursos naturales del archipiélago. Interesantemente, el archipiélago de Svalbard es huésped de ciudadanos de 46 nacionalidades diferentes, no existen restricciones de entrada al territorio, poseer un arma para protegerse de animales salvajes es una obligación y su tasa de enfermos per cápita es la más baja del mundo (debido a sus frías temperaturas). En materia de impuestos, posee una tasa de impuestos de sociedades de un 16% (ósea más bajos que Singapur) por lo que hacer negocios (especialmente en el área de la extracción de carbono) es cabalmente viable. De hecho si ha visto alguna vez esas fotos impresionantes de múltiples auroras boreales, probablemente fueron tomadas en Svalbard.
Svalbard posee dos ciudades principales: Barentsburg (de predominancia rusa) y Longyearbyen (de predominancia noruega). Estas dos ciudades son un reflejo de la diversidad étnica, lingüística y cultural que impera en allí. Sin embargo, no ha sido por sus abundantes minas de carbón y gas natural, o incluso, su diversidad multicultural por la que ha llamado la atención en años recientes. Sino por el petróleo descubierto en los años 90’s en el mar circundante a estas islas noruegas. Como es de saber, el ártico posee el 13% de todo el petróleo no descubierto del mundo. Por lo que estas reservas de petróleo en Svalbard (las cuales son las más grandes de todo el ártico) han catapultado a Noruega a la posición 14 en cuanto a producción de barriles de petróleo diarios en solo 8 años. Pero es aquí donde debemos de analizar lo más importante de todo este asunto. Debido al “Tratado de Svalbard” de 1920 y como resultado de que Estados Unidos, Canadá, Rusia y Noruega son parte de lo que se conoce como el “Círculo Polar Ártico,” este archipiélago se ha convertido en centro de disputa entre Rusia y estos países Occidentales recientemente. Incluso, en 2015, el Viceprimer Ministro de Rusia, Dmitry Rogozin, visitó el archipiélago. Esta incendiaria visita (la cual “solo” tenía la finalidad de evaluar la situación de los ciudadanos rusos en el archipiélago) fortaleció aún más la teoría de que Rusia pretende utilizar el archipiélago para sus fines militares en caso de un conflicto con la OTAN en el ártico y de que Rusia busca controlar la exploración y explotación de petróleo en Svalbard.
Debido a que Noruega y Svalbard están en la misma plataforma continental, Noruega reclama que solo ellos pueden explorar y explotar petróleo en el archipiélago. Pero debido a que el Tratado de Svalbard de 1920 no dice nada sobre este asunto, Rusia valida así su exploración y explotación de petróleo en el archipiélago. Para Moscú, quien posee la mejor tecnología de extracción petrolera sobre lecho marítimo del mundo, Svalbard es una joya en una región a la que tienen pleno derecho basado en los argumentos previamente hechos y en la Convención Internacional de Derecho del Mar de Naciones Unidas. A pesar del incremento de la presencia de empresas petroleras estadounidenses (como ExxonMobil) y canadienses, Rusia posee igualdad soberana de poder adquirir todo el oro negro que quiera de estas islitas en las que en promedio solo 78 personas vive en sus ciudades. No me cabe la menor duda de que Svalbard es un punto estratégico para las posiciones de contraataque ruso en caso de que las tensiones con Occidente se incrementen y de que la presencia de tropas de la OTAN se mantenga en ascenso en el norte de Europa. Sin dudas, el litigio en reclamo por la explotación del petróleo de este archipiélago y la agresiva geoestrategia militar de Putin de proteger a Rusia en “sus 4 ejes de vida,” nos hace entender que una nueva Guerra Fría está vigente; todo por el oro negro.
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