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Saturday, October 1, 2016

Israel: Es un Estado Judío!

El Estado de Israel fue fundado en el 1948 bajo los ideales de formar un estado democrático, donde la libertad religiosa está validada y donde todos sus miembros deben ser tratados bajo el manto de la igualdad ante la ley y con la idea del respeto hacia los demás Y si, estos preceptos incluye también a los árabes beduinos y drusos y a la Comunidad Haredí. También, hace énfasis en la necesidad de poder tener un Estado Judío en el cual todos los judíos puedan vivir en paz, y en donde puedan vivir sin ningún tipo de complejos sociales o religiosos. Un estado en el que sus futuras características culturales y lingüísticas, a través del hebreo, puedan florecer como algún día la Tierra de Israel lo pudo ver durante el Reino de Judá y el Reino de Israel. Pero la pregunta que todos debemos hacernos es: ¿por qué si existen 22 países árabes y 55 países musulmanes, por qué los judíos no pueden tener un Estado Judío? Egoísmo. Dicha palabra define, a cabalidad y sin dudas, lo que muchos países de la región sienten y por ello se oponen al concepto de un Estado Judío. Y claro, impulsan su odio a través del apoyo de legitimidad que la comunidad internacional les brinda. Sin embargo, la Declaración de Balfour en 1917 y la Conferencia de Paz de París en 1919 reconocen las aspiraciones nacionales del pueblo judío en su “hogar nacional” y legitimiza sus aspiraciones. Sin dudas, una bofetada histórica con la que el mundo musulmán y el mundo árabe tendrán que lidiar para siempre a pesar de que Abu Mazen, presidente de la Autoridad Palestina, busque próximamente borrar esta realidad en La Haya demandando al Gobierno Británico. (Recientemente tuve el placer de conocer a Ghaith al-Omari, quien fuera asesor de Abu Mazen, y hasta el mismo Ghaith considera que el intento de Abu Mazen por deslegitimar al pueblo judío a través de una demanda contra el Gobierno Británico por la Declaración de Balfour es “una pérdida de tiempo” y “un chiste irracional”).


      Por otro lado, es importante reconocer que debido a que Israel no posee una constitución y debido a que la Declaración de Independencia de 1948 deja muchas dudas políticas y como no, jurídicas, no sabemos con plena seguridad si Israel es un Estado Judío o un estado para los judíos. El Tribunal Supremo de Israel, al día de hoy, no ha podido si quiera opinar con plena seguridad sobre esto ya que es una incógnita que genera muchas dudas y pasiones al respecto dentro del marco social tan diverso que reina en el país (desde mi punto de vista la única manera para legitimar el que Israel se pueda nombrar como un Estado Judío sería a través del reconocimiento internacional y através de la redacción de una constitución, no através del Tribunal Supremo del país). Israel posee una población en la cual el 75% de sus ciudadanos son judíos, mientras que un 20% de la población es árabe (Beduinos, Musulmanes, Cristianos, etc.). Interesantemente, los árabes israelíes (los cuales estuvieron bajo administración militar hasta 1966) son ciudadanos del estado, están eximidos del servicio militar (al igual que los judíos Ultra-Ortodoxos) y pueden practicar su religión sin ningún tipo de persecución. Es más, la polémica de las burkas en Francia, es visto en Tel Aviv como una aberración y ha recibido el enérgico repudio por parte de organizaciones árabes israelíes y organizaciones judías que viven en la cosmopolita ciudad.


      Partiendo de estas premisas, es menester entender cómo es que un país que en su espíritu fundacional combina el secularismo y la religión (pero en el que el secularismo predomina a nivel demográfico y en donde las libertades individuales de tradición occidental son llevadas a la práctica), persiste en ser llamado un Estado Judío. Y aquí es donde debemos de reflexionar sobre lo maravilloso y especial que es Israel. Tradicionalmente, pensamos en un estado que basa su existencia y nombre en una religión en particular, y en milisegundos lo relacionamos con una teocracia-autoritaria y donde la imposición de creencias está a la orden del día. Sin embargo, y dentro de su naturaleza funcional, esta pequeña nación nos enseña que las leyes fundacionales y las leyes ortodoxas pueden convivir juntas dentro de un estado moderno y que las teocracias, son una excusa para que la participación de todos los sectores y el pluralismo, no puedan brillar en una región tan ajena a la democracia.


      En 1947, David Gurion, en pleno “mamlachtiyut,” logró acordar 4 principios fundamentales con el partido político ortodoxo Agudat Yisrael lo que hasta el día de hoy se conoce como el “Acuerdo de Status Quo.” Estos acuerdos se basaron en 4 principios básicos: el futuro Estado de Israel se comprometería en observar el Shabat en todas sus instituciones públicas y las leyes dietéticas judías (kashrut) serían respetadas en las cocinas y celebraciones concernientes al estado. También, el futuro estado financiaría las escuelas religiosas además que éstas gozarían de autonomía administrativa y educativa y las cortes rabínicas mantendrían sus poderes en materia de casamientos y divorcios (leyes familiares), por lo que los casamientos civiles no existirían en Israel. A pesar de ello, y aunque Israel no celebra matrimonios civiles, el gobierno reconoce las nupcias llevadas a cabo fuera del país y, por ejemplo, en 2015 más de 10,000 matrimonios civiles fueron reconocidos por el estado. Muchos de estos matrimonios son llevados a cabo en Chipre debido a la cercanía que tiene con Israel y por el bajo costo que representa llevar realizar este tipo de eventos en la isla. Sin dudas, el Estado de Israel es una mezcla del mundo moderno democrático y occidental el cual constantemente buscar mutar sus bases fundacionales, junto a sus 15 leyes básicas, para que los religiosos y los seculares puedan convivir en un mundo que cada día se globaliza más a través de la información, la tecnología y el mundo de los mercados liberales. Israel, es un Estado Judío, sí. Pero también, es un estado para los judíos, que demuestra que convivir en un marco de diversidad social y cultural es posible. Israel no solo es un ejemplo para el mundo hoy día, sino que incorporó la ideas de aquellos judíos estadounidenses que durante las vistas para la redacción de lo que posteriormente sería la Declaración de Balfour se opusieron a un estado judío homogéneo.


Y si, aquí estamos, en un Israel económicamente próspero, pero que por los pasados 2 años ha aumentado el valor de los hogares en un 7% mientras que en Judea y Samaria las casas con más baratas. Un Israel que los judíos Ultra-Ortodoxos no reconocen, un Israel que aún así permite que sus detractores dentro del mundo Ultra-Ortodoxo y árabe ostenten representantes en la Knesset y un Israel donde el Judaísmo Conservador y Reformista es rechazado. Un Israel donde hasta se respetan las opiniones de intercambio demográfico que Avigdor Lieberman propone y un Israel donde hace falta luchar enérgicamente para que el racismo hacia los Etíopes, Yemeníes y otros grupos minoritarios se acabe en el país. Y por qué no, un Israel imperfecto y con muchos problemas que nos acerca más a tener una guerra civil ideológica, que a lograr la paz con los árabes. Pero de lo que sí estoy seguro es de que aunque esos tópicos sean un poco ásperos, Israel como nación, como sociedad y como Estado Judío, prevalecerá. Ahora, ¿por qué los árabes rechazan que Israel sea un estado judío para lograr la paz, por qué la comunidad internacional les apoya? El artículo 2 de la Constitución de la República de la Argentina dice así: "El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano." ¿Si una futura constitución israelí dijera que Israel es un Estado Judío, atacarán a Israel? Sin embargo, nunca he escuchado una crítica en el mundo moderno contra la Argentina por esto o contra otras teocracias islámicas debido a este tipo de denominaciones de estado. A pesar de ello, Israel nos enseña que las aspiraciones de ser un Estado Judío no se limitan a que el judaísmo, dentro de su concepto demográfico, religioso, cultural y lingüístico, sea un ente de opresión social homogénea y dictatorial. No. Sino que busca demostrar que las teocracias y el hecho de que sea un Estado Judío, no les limita a no tener que respetar los demás grupos étnicos y religiosos para lograr su meta de tener un estado propio, y judío. No en Uganda o en la Argentina, sino en Eretz Israel.

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